Autor: Joaquín Juan-Dalac Fernández
En la mayoría de las publicaciones sobre la eficiencia del autobús comparada con la del automóvil, se nos presenta al primero como un medio de transporte más económico, menos contaminante y menor consumidor de energía.
Sin embargo, en términos directos, esta eficiencia no es del todo cierta dado para ser más eficiente en todos los indicadores de sostenibilidad, por viajero-kilómetro, sería necesario fabricar un vehículo multi-articulado al que habría que garantizar una ocupación permanente del 100%.
Sobre la base de los datos suministrados por los fabricantes de vehículos de transporte de pasajeros (autobuses urbanos y automóviles turismo) y otras fuentes solventes sobre transporte urbano, aplicadas sobre unas condiciones de vehículo al 100% ocupación (5 pasajeros en automóvil y 60 en autobús, a título indicativo), se desprenden los resultados siguientes medidos en viajero-km:
a) El autobús consume un 43% menos de energía (combustible) que el automóvil.
b) Sin embargo, el autobús emite un 17% más de CO2 a la atmósfera.
c) Y, además, el coste total de operación del autobús es un 65% más caro que el del automóvil. d) Si solo considerásemos los costes del autobús y automóvil desde la perspectiva de elección modal del ciudadano (tarifa autobús urbano vs combustible automóvil), la desventaja del autobús no quedaría recortada.
Dado que el tiempo de desplazamiento en autobús urbano es mayor, casi un 70%, respecto del automóvil, las conclusiones parecen bastante obvias:
1) Se debe y se puede trabajar más intensamente en mejorar la eficiencia medioambiental del autobús, si bien el automóvil está entrando en la vía de los motores de bajo consumo y combustibles alternativos a los petrolíferos.
2) Se debe y se puede reducir drásticamente el coste unitario de operación del transporte urbano en autobús, al menos un 25-30%. 3) Se debe y se puede trabajar en la creación de servicios de autobús premium, más parecidos al automóvil por confort y velocidad.